UAC San Juan


XIXº Encuentro UAC: Nos autoconvocamos en San Juan, asambleas y grupos de los pueblos que luchamos por la Vida y el Territorio, contra el Saqueo y la Contaminación del modelo extractivo.

Prensa Unión de Asambleas Ciudadanas Informa
20 de Noviembre de 2012


Nos autoconvocamos, asambleas y grupos de los pueblos que luchamos por la Vida y el Territorio, contra el Saqueo y la Contaminación del modelo extractivo

Estamos en un momento de máxima agresividad del modelo extractivo. A nivel global, con guerras constantes, disputando las extracciones de petróleo, gas y minerales estratégicos. A nivel latinoamericano, en lo que claramente es una nueva oleada colonizadora sedienta de lo que el primer mundo llama “recursos naturales”, y nosotros preferimos llamar bienes comunes, de toda la humanidad. Y en nuestro país también: megaminería, agronegocios, shale gas, petróleo no convencional, acaparamiento de agua y más, con fuertes consecuencias contaminantes y muertes con nombre o sin nombre.Frente a esto, nos reunimos en asambleas y organizaciones horizontales, como formas de lucha ante la opresión que, multiplicadas en resistencias concretas, confluimos en 2006 en Colonia Caroya, dando nacimiento a la Unión de Asambleas Ciudadanas. Reunión tras reunión ya hemos forjado 18 encuentros, a los que hay que sumar innumerables foros, encuentros regionales, videos, folletos, afiches, charlas, viajes, cortes de ruta, juicios populares, películas, redes, prisiones, vidas salvadas, y muertes que son de todos.

El movimiento de Asambleas y grupos de la UAC es socioambiental, porque asume a la sociedad como parte del mundo todo, y aspira a una interacción con la naturaleza que sea superadora, justa, potente. Hacemos nuestro el desafío de parar de “crecer”, si “crecer” es la mentira del capitalismo actual. Hacemos nuestra la propuesta campesina de enfriar el planeta produciendo alimentos sanos con gente en el campo y sin envenenar ni a productores ni a consumidores. Hacemos nuestra la propuesta de la agricultura urbana, hasta tanto podamos organizarnos para volver a los campos. Hacemos nuestra la idea de trabajo como evolución, aunando nuestra sed de libertad con quienes hoy son explotados y alienados por la maquinaria consumista. Hacemos nuestra la posibilidad de que la tecnología sea un medio para cuidar y cuidarnos, y no para destruir o someter.

¿Y qué pasó desde 2006, en estos 6 años de vida de la UAC?

Muchas cosas, impensadas allá. Vendría el desastre de Fukushima, y a pesar de eso nuestro país relanzaría el Plan Nuclear Argentino, y seguiría apostando a la extracción de Uranio a pesar de sus terribles efectos contaminantes. Vendría conocer los temibles efectos del fracking, a pesar de lo cual YPF se propone e inicia aquí esa actividad. Vendría la continuación de los desmontes acompañada de asesinatos de campesinos y de fumigaciones cada vez más letales, para sostener el cultivo de transgénicos. Vendría la sistemática violación a los DDHH y las limitaciones al derecho a protestar (Ley Antiterrorista), con visto bueno para represiones provinciales de todo tipo. Vendría la permanente violación de leyes por parte de los Estados, como el caso de San Luis, donde se permiten proyectos mineros a pesar de una ley que los prohíbe. Vendrían nuevas formas de “parches” o “seducciones”, para seguir tranquilizando a sectores o grupos. Vendría más consumismo. Vendría el programa PET de penetración territorial, como parte argentina del IIRSA, iniciativa de infraestructura para el saqueo. Vendría la gran mentira de que sus emprendimientos dan trabajo, cuando las transnacionales se instalan en nuestros territorios en busca de nuestros bienes pero también de mano de obra calificada y barata para su explotación. Vendría la distracción de la elección entre oficialistas y opositores, cuando todos proyectan el mismo camino de destrucción al que llaman progreso.

Pero vendrían también las muestras del colapso del monstruo, la crisis europea, con los países centrales eligiendo hambrear a sus ciudadanos para cuidar sus bancos. Y vendría, en la Argentina, cada vez más resistencia y organización, y nuevos plebiscitos ganados por sus pueblos, y marchas multitudinarias por la dignidad de un futuro con agua pura, y juicios a contaminadores, y nuevas leyes –como la ley de glaciares- arrancadas a la corrupción y la ineptitud, y cada vez más conciencia de la necesidad de una nueva forma de producción y consumo, como búsqueda de justicia y de una lógica social, económica y política respetuosa del equilibrio ecológico e integradora de los seres humanos con la naturaleza.

La gran pueblada de Famatina-Chilecito logró seguir frenando los proyectos megamineros e instaló el problema a nivel nacional. Por un instante se debatió en los medios y en la superestructura la política económica de saqueo y contaminación, pero para nosotros sigue siendo la lucha de todos los días. Así como la batalla contra las pasteras, o contra el modelo agrotóxico de monocultivos transgénicos, o contra la política energética en base a combustibles fósiles o de grandes tendidos eléctricos que consumen el agua en los diques para proveer a los megaemprendimientos, o los basureros contaminantes, el PCB, y un largo etcétera.

En San Juan, provincia modelo para los gobernadores reunidos en la OFEMI, siguen avanzando en nuevos y más proyectos. Ya son tres las minas funcionando (Veladero, Casposo, Gualcamayo), hay varias más en construcción (Pascua Lama, EL Pachón) y muchas más en exploración. En este contexto, se hace difícil para la población pensar que este modelo pueda ser reversible, y eso hace que las organizaciones perdamos potencia. Sin embargo, la resistencia se nota, sobre todo en lo incisivo de sus campañas publicitarias para que el pueblo sanjuanino se convenza de los beneficios de la actividad minera. La desconfianza permanece y ese es el escudo que nos protege a los que luchamos abiertamente contra el modelo. A su vez, la renta minera sólo llega a una pequeña porción de la población que viaja en 4 x 4 por el centro. La gran mayoría ni la ve pasar, puesto que a pesar de que el gobierno se la pasa anunciando la construcción de barrios y edificios públicos, lo hace con plata de la Nación, y en una escala que no alcanza para satisfacer las necesidades de la población.

En esta sociedad completamente penetrada por esta actividad extractiva es necesario cambiar todo para cambiar algo. Resulta impensable que se vayan las mineras si no se establece otro modelo productivo, y, obviamente, eso no puede pasar sólo en esta provincia sino que requiere de otra economía para otra sociedad posible. La lucha se hace, entonces, cada vez más amplia.

En esta UAC nos proponemos debatir con quién, contra quiénes, cómo y para qué luchamos, para seguir avanzando en coordinación, organización y propuesta alternativa.

Lxs esperamos!!

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