Decálogo ambientalista
Elevando la sanidad de la biosfera, elevamos también la calidad de vida del individuo humano. El medio geográfico, compuesto por el aire, el agua y el suelo. El entorno biológico emergente a su vez de este y compuesto por todas las formas de flora y fauna, son todos componentes indispensables para la humanidad, tanto como lo son los ojos de nuestra cara.
El ambiente natural, geográfico y biológico, es el único asiento de la especie humana. Un individuo solitario es incapaz de sobrevivir aún en el medio natural más propicio. La mínima unidad biológica humana apta para sobrevivir en el planeta, es el clan. Un conjunto numeroso compuesto por generaciones y afines de una misma familia, es el asiento material de la vida humana. Sin congéneres amigables, o sin un entorno sano, la vida humana se dificulta hasta su regresión completa.
Todas las facultadas del hombre moderno son beneficiosas únicamente en las metrópolis modernas. Cada intervención civilizatoria en un sistema biológico dado, conlleva su deterioro. La globalización de la cultura euro céntrica es la patología actual que envenena el planeta.
La civilización actual posee soluciones a todas las dificultades individuales posibles de saldar con dinero. Sólo que el sostenimiento de la desigualdad estructural inherente a esta manera de vida, invalida su propia aplicación allí donde solucionar problemas es más urgente o necesario.
La civilización moderna más parece un dispositivo para atrapar la vida en todas sus formas, que una manera inteligente de potenciarla. Todo ambiente natural puede regenerarse por si mismo, sólo que esta vez se requiere que la humanidad toda tome conciencia de ello.
Detrás del proceso evolutivo, el planeta sólo ha sabido interpretar el mejor camino de cada especie. Sin intervención de la mente humana, todo ha funcionado, hasta para nosotros mismos. Pero "el planeta" lamentablemente, puede hacer todo por nosotros, excepto dotarnos de argumentos válidos de esgrimir entre nosotros mismos.
Para muchas concepciones actuales propiciatorias del hiper desarrollo, los procesos de la naturaleza no inducidos, controlados o previstos por el hombre, son caóticos. En cambio, para todas las culturas humanas milenarias, son armónicos y dignos de reverencial respeto.
El placer es el gesto de adaptación más elocuente que posee la mente humana para expresar su adecuación al medio que la circunda. No hay placer que no connote la presencia de un instinto primario satisfecho. Con esa clase de gestos la naturaleza orienta nuestro destino.
Todos los senderos adaptativos son convergentes en sistemas biológicos. Alterar su curso, es cambiar el orden de la historia evolutiva de todas las especies e individuos del sistema. Con la polución en un principio nos sentimos incómodos, más tarde con el cambio climático afrontamos verdaderas catástrofes ambientales, que será lo que venga en el futuro del hombre civilizado.
Toda manifestación natural de vida es un tesoro de conocimiento inabarcable para la mente humana. Sólo la ignorancia hace de los arbustos malezas y de los insectos plagas. El hombre actual es resultado de una combinación de aptitudes propias de un cazador, pescador y recolector gregario. Entender otra cosa de su naturaleza es la ignorancia misma.
Por Arturo Avellaneda
EDITOR
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