Corriendo con los antiguos Bastones de Mando, silenciados por los medios masivos y sin cortar ninguna ruta, encarnan el más justo y postergado reclamo por nuestras culturas nativas.
En un contexto de irracional abuso de nuestros recursos naturales, nuestros hermanos los indios demandan del Estado Nacional por el respeto de sus lugares sagrados.
La Carrera Ceremonial Jornadas de Paz y Dignidad 2008.
El día 24 de junio, arribaron a la Ciudad de La Quiaca corredores provenientes de los cuatro rumbos de nuestra tierra. Muchos habían partido casi cuatro meses antes de la ciudad de Ushuaia en la Tierra del Fuego. Otros lo hicieron desde Lobería, Montevideo, o José C. Paz cerca de la Ciudad de Buenos Aires. Todos alcanzaron corriendo la Provincia de Jujuy para pasar a la Ciudad de Villazón en la hermana República de Bolivia.
Llevan consigo un mensaje de unidad para todos nuestros hermanos originarios fundado en el respeto mutuo y la defensa de “Pachamama” nuestra madre tierra sudamericana. Portan los Sagrados Bastones de Mando de todas sus comunidades y llevan con ellos el compromiso de convocar a cada hermana y hermano a integrarse a su naciente organización.
Esta carrera continental, viene realizándose desde 1992 cada cuatro años como desagravio de la conquista europea. Y en esta oportunidad lleva como especial intención “honrar los lugares sagrados”. Habiendo visitado ya Argentina, Chile, Uruguay y Paraguay, continúa con su trayecto por Bolivia ahora, y pronto alcanzará Perú, Ecuador y Colombia en ruta hacia la Ciudad de Panamá, donde se congregarán durante el mes de noviembre representantes de todas nuestras naciones originarias del “Abya Yala” (América toda).
Echados del paraíso
Un incalificable estrago a nuestros bosques y un genocidio para nuestros hermanos originarios, es consecuencia inmediata de la extensión y cantidad de focos intencionales que afectan hoy toda la región central de nuestro continente. Esta situación evidencia un marcado desprecio por toda forma de vida silvestre. Incluso la de los propios pobladores, que ya sin un escenario natural del que proveerse de alimentos, caen en la desnutrición y el desarraigo.
La disponibilidad de Internet, nos permite interpretar de qué se trata, dada la minuciosa visibilidad que esta clase de fenómeno tiene desde los observatorios satelitales y la invalorable contribución que este experto testimonio aporta frente tamaña emergencia: Imagen satelital NASA / alertas de incendio.
Está ardiendo en miles de focos el corazón de nuestro continente. Desde las selvas que rodean el Pantanal brasilero, hasta los bosques chiquitanos en Bolivia; y desde las nacientes del Paraguay hasta todo lo largo del la cuenca del Paraná. Todo es una sola señal de alarma. Cultivos de soja reemplazarán los centenarios bosques; e infinitos arrozales cambiarán para siempre la vida de nuestras islas y humedales. Así, en un festival de agro tóxicos y topadoras, desaparecerán nuestras últimas regiones habitadas con fauna y flora nativa.
Denuncia el GRR en su página:
“La extensión de la frontera agrícola es, asimismo, la responsable directa de la desaparición del Impenetrable en la provincia del Chaco y de la muerte de muchos de sus pobladores por hambre, a la vez que la condena del resto a la indigencia por ausencia total de recursos de los que vivir.”
Declaró para PROTEGER, el Ing. Cappato:
“Hoy los focos de incendios se extienden más de 1.000 kilómetros dentro y en los bordes del corredor de islas del litoral fluvial de la Argentina ”.
La cuestión con el Estado Nacional
El 1 de noviembre de 2006, el Congreso sancionó la ley 26.160, que declara por cuatro años la “emergencia en materia y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las comunidades indígenas”. La norma, suspende los desalojos y compromete al Estado a realizar un estudio técnico para otorgar la tenencia definitiva de las tierras ancestrales (actualmente en veremos).
El artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional, el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo, y numerosas constituciones provinciales, reconocen la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas y la propiedad comunitaria de sus territorios. E inclusive la ONU aprobó el año pasado la Convención sobre los Pueblos Indígenas, donde se consagra el derecho a la autodeterminación y el acceso a sus territorios históricos. En ese sentido, el Defensor del Pueblo de la Nación presentó ante el Tribunal Supremo una demanda contra el Estado Nacional, en la que solicita que se detenga “el exterminio de las comunidades aborígenes”. Y hasta el mismo Vaticano se ha hecho eco de este masivo clamor por medio de la Fundación Popolorum Progressio, la que aprobó financiar 230 proyectos para la devolución de tierras a pueblos originarios en América Latina por un total de 2,1 millones de dólares.
Centenares de comunidades indígenas resisten como expatriados en nuestro mismo suelo, sufren aún desalojos y exigen que se respeten sus territorios ancestrales como hace 516 años. Son 397 casos en diecinueve provincias, que involucran unas 8.653.490 hectáreas. Una superficie similar a media Provincia de Córdoba. Son reclamos históricos de los 24 pueblos originarios que involucran a 1,5 millones de personas. Ellos son los únicos que aún conocen el camino hacia una convivencia ordenada con nuestra flora y fauna nativa. Sus adversarios, son los mismos que tenemos nosotros: Los que envenenan los ríos, los que arrancan los árboles y devastan nuestro suelo hasta convertirlo en un desierto. Es tiempo de disculparnos con ellos y de ver lo que hacemos por nuestro planeta si queremos dejar algo de nuestra naturaleza para las generaciones venideras.
Arturo Avellaneda
MENSAJE DE FRANCISCO MELO - Nahui Mazatl - (1957 – 2004)
Fundador de Jornadas de Paz y Dignidad
“Los pueblos indígenas han mantenido esta lucha, no por que se sientan dueños o propietarios de la tierra, sino porque simple y sencillamente nos están entregando a todos, instrucciones sobre lo que vivieron y comprendieron que por miles de años ha sido el apropiado uso de ella.
La obligación es cuidar de este nuestro paraíso, por que aquí es donde se nos da la vida y aquí es donde interactuamos con todas las demás formas de vida. Todos estos seres vivientes, sea cual fuera la forma que tengan, son también nuestros hermanos y junto con ellos somos parte de esta gran familia. El ser humano se ha alejado por ignorancia de la relación que tiene con todas estas formas de vida.
De eso se trata la lucha, de recuperar el entendimiento de esta relación con este ser querido que es la tierra, que nos está haciendo un llamado bien urgente de volver a mirar hacia ella, de volver a cuidarla. La mayoría de nuestros ríos están sucios, las montañas están peladas por la tala de árboles, como así también esto que llaman agricultura, han sido algunas de las situaciones por las que se ha ido perdiendo este entendimiento, y con él algunos miembros de esta familia que ya no regresarán jamás.”
Fuentes:
Nuevos incendios:
El Chaco santafecino y su suelo:
La pampeanización del Delta:
Grupo de Reflexión Rural: grr.org.ar
Darío Aranda: La lucha por el territorio 30 - 10 - 07 indígenas.ecoportal.net
Arturo Avellaneda: bowhuntingargentina.com
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